Martín Ramos Web
Martín Ramos Web Historial Expediciones Blogs Noticias Conferencias Multimedia Enlaces
Nanga Parbat 2005

 

La “montaña desnuda”. La “montaña asesina” para los alemanes. Una montaña increíble para mí.

Ha pasado mucho tiempo, ¿o poco?... El tiempo se nos escapa cada instante sin darnos cuenta, pero cuando echamos la vista atrás sentimos que los recuerdos que tenemos no son tan nítidos como la experiencia vivida.

Mi hijo crece sin darme cuenta, ya apagamos una velita en un pequeño pastel, mientras he intentado recordar los días pasados en la pradera a los pies de la “montaña desnuda”.

Es la primera sorpresa agradable de esta montaña. El campamento base es totalmente diferente al resto de los C.B. de los techos de la Tierra, está situado a 4.200m, es una pradera, con torrentes de agua a su alrededor, flores silvestres, en fin, una delicia. Además viendo la histórica vertiente del Diamir... que más se puede pedir.

La llegada al C.B. fue de infarto, el día anterior nos llega la noticia de un accidente que ha sufrido Raquel. Ella junto con cuatro compañeros, llevan una semana de adelanto respecto a nosotros. Un bloque de hielo le golpeó mientras descansaban en el C.1 (5.000m). En un principio hubo confusión de donde recibió el impacto, se habló de la cabeza, al final fue fractura de cadera, casi nada... Cuando llegamos al C.B. nos tranquilizó ver a Raquel, pero había urgencia por evacuarla cuanto antes.

El comienzo no es muy bueno, la montaña esta muy cargada de nieve, el C.B., idílico, de momento tiene medio metro de nieve. Los días pasan, la nieve va desapareciendo, la pradera va ganando terreno al frío elemento.

El “corredor Kinshofer” va dejando de tener secretos, y el hilo conductor que vamos instalando llega al “muro Kinshofer”, lugar clave de esta ruta que se ha convertido en la “normal” de esta montaña.

El corredor es un largo muro de nieve/hielo de 1.000m y unos 55-60º, técnicamente no es muy difícil pero la visión que se va teniendo según se va ascendiendo, llega a ser estremecedora, un tobogán de 1.000m que termina en el mismo glaciar Diamir, donde cualquier cosa que se te escapa de las manos, la ves precipitarse por la pendiente hasta que la pierdes de vista. El corredor es –“largo, largo, muy largo tío”-.

Al final del corredor nos topamos con el “muro Kinsho...” aproximadamente 100m de roca prácticamente vertical con alguna fractura en la continuidad, por donde se escala medio en libre, medio en mixto, medio en artificial, muy exigente sobre todo las primeras veces por la falta de aclimatación y por el peso de las mochilas, cargadas con todo lo necesario para equipar los campamentos superiores.

He visto de todo en el “muro”; resoplar como un caballo, abandonar la mochila en distintos puntos del mismo esperando que en la siguiente ascensión se llegue con reservas frescas para afrontar el resto, verlo por primera vez saludarlo y dar media vuelta para la próxima... La gran cantidad de material instalado de anteriores expediciones, la mayoría de las veces no hace mas que estorbar.

En las retiradas en el Base comentábamos siempre que sería ideal una incursión, en plan operaciones especiales armados con buenas navajas bien afiladas, mazas-piolet, etc. y hacer una limpieza exhaustiva de tinglados de cuerdas, estribos, etc. Alguna vez llevamos las navajas a mano pero después de ascender el largo corredor y con el muro delante, lo único que querías era llegar lo antes posible a las tiendas del C.2. Además los tinglados donde se fijan las cuerdas se presentan como una masa durísima helada impenetrable para las atrevidas navajas. En alguna ocasión llegue a retirar alguna cuerda cutre, pero el trabajo no tenía recompensa ya que no se apreciaba que hubiera retirado material viejo (me apunto voluntario en una expedición de limpieza del Nanga, merecería la pena pasar por aquel muro limpio de material).

El muro desemboca en la pequeña y estrecha arista donde se instala el C.2 (6.200m). Este excepcional mirador es tan reducido, que fue necesario un acuerdo entre todas las expediciones para que instalara cada una un par de tiendas en este emplazamiento, em otro caso hubiera habido problemas.

El C.2 marca la puerta de acceso a la parte alta de la montaña.

En tan solo nueve días he dormido varias noches en el C.2, tenemos preparado el C.3 (6.500m), así pues no nos queda mas que descansar en el Base y que la climatología nos deleite con unos días de buen tiempo.

El Nanga se presenta muy exigente estos primeros 2.000m de desnivel desde el C.B. no deja un respiro, no ofrece tregua, exige un esfuerzo físico total en todo el recorrido.

Estamos varios grupos de españoles este año aquí, asturianos, Al filo..., nosotros, y alguna otra expedición extranjera.

Hemos disfrutado de la ascensión porque trabajamos mayoritariamente nosotros en la montaña, el 75% lo equipamos nosotros junto a Jorge Egocheaga de la asturiana, sin duda el alpinista más fuerte que he conocido nunca.

Jorge es grande, físicamente y humanamente.

Respecto a que la climatología nos deleite con unos días de buen tiempo es una ilusión, la realidad se presenta muy diferente, las altas montañas son así, esta todo listo y la caprichosa climatología manda. Los próximos 20 días estuvo nevando en altura y diluviando en el Base, si, si lloviendo como si se fuera a terminar todo el agua del cielo, es el precio por estar en un C.B. donde hay pradera, flores... Estos días fueron, sin lugar a duda, la prueba de resistencia psicológica mas dura de todas mis anteriores expediciones.

Hubo algún intento casi desesperado porque los días se terminaban, intentos que terminaron en el C.2 atrapados durante varios días bajo una capa de nieve que no paraba de crecer. Previsiones de buen tiempo que hicieron que tuviéramos todo listo para salir y por la mañana amaneciera lloviendo.

El mes de Julio y nuestro permiso llega a su fin, pero queda una esperanza, los pronósticos de las distintas fuentes coinciden en una ventana de buen tiempo, al límite de los días que disponemos el Nanga nos permite seguir teniendo una esperanza.

Los de Al filo... son los únicos que no tienen problema con las fechas pero en las condiciones que se encuentra la montaña no quieren quedarse solos, prefieren compartir el esfuerzo de abrir la parte alta de la montaña.

Con todo preparado partimos para el C.2. nos encontramos un panorama desolador, las tiendas por el peso de la nieve están retorcidas, tenemos que volver a reinstalarlas. También nos tenemos que arreglar con el espacio, porque la climatología a hecho que tengamos que intentarlo todos a la vez, nos vamos arreglando con las tiendas y sin más continuamos al día siguiente al C.3. Más de lo mismo, desenterrar tiendas, reajustar espacio y pensando ya en las dos jornadas que nos faltan.

En un principio nuestra intención fue intentar la cumbre desde aquí, pero la gran cantidad de nieve que encontramos, hizo que retomáramos la decisión de montar un último C.4. (7.200m).

Para alcanzar la cuenca “Bazhin", se hizo muy duro, el peso de las mochilas con todo lo necesario para montar el último campo, junto con la falta de equipamiento en esta parte de la montaña, hicieron que esta travesía ascendente hacia la derecha, se convirtiera en técnica y delicada...

Es 19 de Julio, nos encontramos en un lugar soñado, la cuenca “Bazhin”, el trapecio cimero característico del Nanga nos vigila atento. El día ha sido duro pero estamos desde muy pronto descansando en las tiendas del C.4. Hay problemas para hidratarnos lo suficiente para la altura a la que nos encontramos, (nuestro C.1. fue barrido por una avalancha, en el C.2. nos desaparecieron dos cocinas completas modelo Marquil con sus respectivos potes...) en fin dificultades añadidas a las habituales de estas altitudes.

A pesar de todo esto la puesta de sol es espectacular y el tiempo parece que por esta vez nos va a respetar.

Alrededor de la una de la madrugada comenzamos la ascensión, la única compañía que tenemos es la de nuestras pequeñas frontales que nos descubren pocos metros por delante de nuestros pies.

Las horas van pasando sin darnos cuenta y cuando amanece ya nos encontramos en el corredor que asciende directamente a la cima.

Frío y espectacular se presenta el amanecer. Encerrados cada uno en nuestros pensamientos, nos vamos acercando a nuestro objetivo. Los últimos metros de roca muy rota con alguna trepada fácil nos exigen un esfuerzo máximo, pero el ver la meta cerca nos ayuda.

Estamos a 8.126m en la cumbre del Nanga. Muchos son los pensamientos, el recuerdo de las personas queridas, las emociones, son muy fuertes las sensaciones que se tienen en la cima de un 8.000...

   

© Martín Ramos 2005-2021. e-mail: martin8848@hotmail.com